Kusen de Étienne Zeisler sobre el "Tenzo Kyokun" del Maestro Dogen [26/..]

 KUSEN

 (enseñanza oral durante zazen)

"TENZO KYOKUN"

del

Maestro DOGEN

Comentarios de Ètienne Zeisler


 [26/..]  

Martes 21 de octubre 1986. (07:00 h)   

En el anterior pasaje del Tenzo Kyokun, Dogen cuenta que después de su viaje a China volvió al templo de Kennin-ji en Japón. Critica la práctica de este templo y el gyoji o el espíritu de la Vía del tenzo.

Dogen escribe: “Aunque una persona pueda tener la gran suerte de ocupar el cargo del tenzo, si le falta el deseo de seguir la Vía, volverá con las manos vacías de la montaña del bien y del océano de las virtudes. Si no se despierta en él el espíritu del bodhisattva, si no encuentra alguien que haya despertado ya, le será imposible practicar la Vía de Buda. E incluso si no encuentra un maestro iluminado, si posee el deseo profundo de seguir esta Vía incomparable, realmente podremos volvernos íntimos con la práctica de la Vía. Pero si ni una ni otra de estas condiciones se dan, ¿cómo se podría actualizar la Vía de Buda?

Durante toda su existencia, Dogen había buscado un verdadero maestro en el Japón. Había muchos en todas las escuelas del budismo, en el tendai, en el Shingon, en el Zen rinzai, pero al final, partió para China. En China igualmente vagó de monasterio en monasterio hasta que descubrió al maestro Nyojo. Algunos quieren hacer siempre zazen solos, vienen una o dos veces al dojo y quieren continuar solos. Continuar solo es muy difícil. No se puede mantener una postura justa, y al final se siguen las propias categorías, los propios pensamientos.

En otro tiempo, el monje Mummon continuaba zazen solo todos los días. Al final cayó en el infierno. El zazen solo, el zazen egoísta, no es el verdadero zazen. Es solamente imitar, como un mono. En otro tiempo era muy difícil ir a China. En la época de Dogen, se jugaban la vida, sobre los océanos. Hoy es muy fácil. Algunos van a Japón, a India, para encontrar un gran maestro. Pero atrapan solamente la disentería, microbios en los intestinos. Vuelven con las manos vacías de la montaña del bien y del océano de las virtudes. Debemos comprender profundamente nuestro propio espíritu, volver nuestra mirada hacia el interior. Hishiryo, nuestra conciencia más elevada, está más allá de nuestros pensamientos. Es nuestra vida, somos nosotros mismos, es zazen.

El domingo una mujer preguntó en el mondo: “¿Por qué disfrazarse para zazen, por qué este empeño en recibir la ordenación?” El kolomo y el kesa no son disfraces, es quitar todas las decoraciones, abandonar el empeño, detener todos los deambuleos de nuestra vida. Sin cesar, deambulamos siempre en el sufrimiento, en la transmigración, naraka, fantasma, animal, ávido…Se sea rico o pobre se vaga sin cesar en nuestros sueños y nuestros fantasmas. Sin cesar los seres humanos siguen las vías de la ignorancia. En la vida cotidiana e incluso en el dojo, ¿Qué hacen con tozudez? Transmigran, vagan. Es pues importante abandonar los propios pensamientos, dejar pasar. La verdadera Vía del ser humano no necesita calificativo, no necesita color humano. Es shikantaza o el zazen de Buda y los patriarcas, doshin, el espíritu de la Vía. Si este espíritu es erróneo, incluso si hacéis zazen durante un siglo, es perder el tiempo. Doshin y las diez mil acciones, los fenómenos infinitos, están en unidad.

Sariputra y Mokuren vieron un día a un monje de aspecto noble y digno comportamiento. Quedaron tan impresionados que le preguntaron quien era. Meisho les dijo que era discípulo de Buda. Fue así como Sariputra y Mokuren se convirtieron en discípulos de Shakyamuni. Las diez mil acciones, las diez mil prácticas, deben volverse nuestra actitud y nuestro comportamiento. 

Si el espíritu de la Vía es falso, todo nuestro comportamiento se vuelve erróneo. A menudo en el budismo, se ven estatuas de Buda ricamente decoradas, incluso estatuas de Buda en oro. El practicante de Vía debe tener un deseo profundo de seguir la Vía más alta. Para esto es inútil decorarse a si mismo.

Kodo Sawaki decía: “Esa inútil decorar una cosa como la vida humana” En nuestra vida, ¿Qué colocamos delante? ¿Doshin, la Vía o nuestro ego? Se debe estar especialmente atento a la postura. Entrar el mentón, extender la columna vertebral. No dejéis caer la cabeza adelante. ¿Qué colocamos delante, doshin o el ego? ¿Por qué venimos al dojo? ¿para zazen o para vivir aquí? ¿Para encontrar un trabajo? Se debe estar completamente concentrado sobre doshin. Si nos equivocamos, entonces el kolomo se vuelve un disfraz. Dogen escribió: “Debemos devenir completamente felices, volvernos monjes, practicar la Vía es la felicidad más alta, la felicidad eterna”.

En el Tenzo Kyokun: daishin, el espíritu más grande, magnánimo, no se detiene sobre ninguna categoría: pequeño, grande, rico, pobre, de buena calidad o frustrado. Nuestra verdadera vida no es solamente material, no permanece en un lugar único, estrecho. Estás más allá de nuestro buen sentido, de nuestra razón, de nuestro pensamiento. Nuestra conciencia personal no la puede coger, ni la ciencia, ni la economía, ni la política. Es vuestro zazen, sois vosotros mismos. Zazen no permite ningún lenguaje, solamente el silencio. Ninguna categoría, ninguna parada. Es eterno, infinito. Si comprendéis esto, es la verdadera enseñanza del verdadero maestro.

 Continuará...  


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