Kusen de Étienne Zeisler sobre el "Tenzo Kyokun" del Maestro Dogen [30/..]

KUSEN

 (enseñanza oral durante zazen)

"TENZO KYOKUN"

del

Maestro DOGEN

Comentarios de Ètienne Zeisler


 [30/..]  

Martes 25 de noviembre 1986. (07:00 h)  

Dogen escribe: “Cuando tengáis un cargo de responsabilidad, procurad desarrollar los tres espíritus: Kishin, roshin y daishin. Kishin es el espíritu feliz. Daishin, el espíritu amplio, magnánimo. Koshin, es el espíritu que tienen los padres respecto a sus hijos.

Kishin, el espíritu feliz, alegre, es un espíritu ligero. Pensad con atención. Si hubierais nacido en algún paraíso celeste, hubierais estado atados a los placeres de ese reino. No hubieseis tenido nuca tiempo de despertar bodaishin y no hubierais sentido la necesidad de practicar el Dharma. Además no hubieseis sido jamás capaces de preparar la comida para los tres tesoros, al margen de que es lo más alto y lo más digno. No seáis nuca como un shakra-devanam Indra, tampoco un shakravartin, que jamás pueden ser comparados a los tres tesoros.” 

Shakra-devanam Indra es un dios en el budismo, el que hace girar la rueda del Dharma. Shakravartin es un rey que ayuda al Dharma. Por ejemplo, el rey Ashoka era un shakravartin.

He hablado del pasaje en que Dogen cita el ejemplo de los que desean ardientemente la Vía; el muchacho que ofrece arena a Shakyamnui como si se tratase de arroz. Buda recoge esta arena y la coloca sobre el camino donde practica kin hin. Igualmente, el ejemplo del rey Unten que dijo un día a Buda: “Voy a consagrar mi vida a esculpiros”.

Zazen significa comprenderse a sí mismo. Sensei decía a menudo: “Durante zazen, podéis mirar con una mirada objetiva, comprender vuestros puntos malos, realizar que no estáis tan bien como se piensa”. Zazen no es parar de decorarse.

Es por esto que en el dojo hay que quitarse todas las joyas, todas las decoraciones. Zazen es volverse honesto consigo mismo, Si nos examinamos podemos comprender que no hay nada que encontrar en el propio espíritu. Como el muchacho que ofrece arena como si fuese arroz. El ego transforma la arena en arroz, pero es solamente una ilusión. Así pues, nuestro ego, nuestros puntos malos son el camino sobre el cual se practica la Vía, como Buda, que depositó aquella arena donde practicaba kin hin.

Maku mozo, no os hagáis ilusiones, es una respuesta tradicional en los mondos. Vuestro ego no es ta nimportante, incluso si sois rey o dios. El rey Unten consagró su vida a hacer estatuas de Shakyamuni. Se convirtió en su ocupación más elevada. No vale la pena convertirse en escultor, pero hay que comprender el espíritu del Unten. Abandonó toda la fiereza de su vida mundana. La Vía es lo más importante, más importante que el poder, el dinero, la posición social, el saber. Nuestro egoísmo nos hace correr detrás de todas estas cosas. Pero es inútil decorarse. Es inútil decorar una vida humana. El rey Unten esculpió estatuas y se posternó delante de ellas. Ni siquiera la vida de un rey tiene el valor de los que practican zazen, de los que practican la Vía. Ni un deva, ni un dios, ni un rey, pueden ser comparados a los tres tesoros.

Si se practica la Vía, san sin, los tres espíritus aparecerán: Kinshin, daishin, roshin. Hasta el final del Tenzo Kyokun Dogen explica con detalle estos tres espíritus. Roshin, el espíritu del amor y de la compasión, el espíritu de los padres respecto a los hijos. Daishin: dai grande, shin espíritu, el espíritu grande, vasto, magnánimo. Kishin el espíritu feliz, contento, satisfecho.

Contento, feliz, no quiere decir volverse extático. Algunos sonríen durante zazen:”Veo a Buda, me siento feliz. Tengo el satori.” Otros están contentos, porque algo cambia en su vida, y otros son infelices. Esto tampoco es kinshin.

En el templo zen, el trabajo del tenzo es muy difícil. No hace zazen. Prepara la comida. Cocina los alimentos. No tiene tiempo para seguir sus pensamientos, para tener el satori. Poca gente comprende el valor de zazen. “Zazen es difícil. Zazen hace daño a la espalda, a las rodillas. Además, me dicen que no podré tener el satori…”

¿Cómo dirigir nuestra vida? ¿Cómo utilizar nuestra existencia? Kodo Sawaki decía: “Debemos aprender como dirigir nuestra vida. Debemos aprender lo que esto significa, lo que significa despertarse de una vida confusa, incompleta, azarosa, basada sobre los compromisos y sobre el hecho de abusar de sí mismo y engañar a los otros. Debemos aprender lo que significa establecerse naturalmente en la propia vida” ¿Qué dirección debe tomar nuestra vida? 

En el Shobogenzo, el maestro Dogen escribe: “¿Por qué debemos tener fe en los tres tesoros? Respuesta: porque los tres tesoros son nuestra última morada, nuestro último abrigo, nuestro refugio final”

Sensei decía: “Zazen es el término, la última estación de nuestra vida”. No hay nada que buscar, no hay otro lugar donde ir. Podemos realizar ahí la dimensión más elevada, más allá de los dioses y los reyes. En este mundo, pocos son los seres humanos que se dirigen hacia los tres tesoros. Piensan incluso que es ridículo levantarse temprano para ir a sentarse sin hacer nada. Son estos los mismos que desperdician su vida en el trabajo, en sus vacaciones. Su  espíritu se vuelve como el de un mono loco. ¿Quién es el normal? ¿Quien el justo? Dogen dice: “si hubieseis nacido en algún reino celeste, jamás habríais realizado bodaishin ni sentido la necesidad de practica el Dharma.”

El tenzo, el cocinero, prepara las comidas para los tres tesoros, para la sangha, para los monjes, para los que practican zazen. ¿Existe acaso alguna cosa más elevada que ayudar a practicar la Vía? Incluso los mismísimos reyes no pueden comprender. Los dioses no pueden comprender. El presidente Reagan, Gorvachev, no pueden comprender tampoco.

El último punto, nuestro ego tampoco puede comprender. Zeisler no puede comprender. Podría citar vuestros nombres.

 Continuará...  

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