Kusen de Étienne Zeisler sobre el "Tenzo Kyokun" del Maestro Dogen [29/..]

KUSEN

 (enseñanza oral durante zazen)

"TENZO KYOKUN"

del

Maestro DOGEN

Comentarios de Ètienne Zeisler


 [29/..]  

Martes 18 de noviembre 1986. (07:00 h)   

La última vez Dogen habló de Hyakujo y de Daigi, de la pequeña brasa que el primero descubrió en el fondo del hogar. Dogen dice: “Para citar el ejemplo de personas deseando ardientemente la Vía, hay el del muchacho que hizo una ofrenda de arena como si se tratase de un tesoro, y el caso del que obtuvo grandes méritos esculpiendo estatuas de Buda y posternandose ante ellas. Los deberes de la función perpetuados en la palabra “tenzo”, son idénticos a los que existían hace cientos de años. Ya que el comportamiento y la actividad del tenzo no han cambiado, ¿cómo sería posible pues equivocarse al actualizar la naturaleza maravillosa de la Vía como lo hicieron los antiguos patriarcas de otros tiempos?”

Los deberes de la función trasmitida, continuada, como un katsumyaku. En un momento del tiempo aparece la palabra tenzo. Tenzo no es una nueva creación. Vuestro zazen no es una nueva creación. Incluso si practicáis desde hace poco, un año, un mes, diez años, o veinte, zazen no es nuevo. Ni el mismo Buda Shakyamuni inventó el zazen.

Zazen quiere decir la verdad del universo, la dimensión más elevada. Épocas, costumbres y países son diferentes. Sensei decía a menudo: “debemos crear a partir de la tradición”. Esta tradición es la naturaleza de Buda, la vida cósmica, zazen en sí mismo.

En el último campo de verano, un señor suizo decía: “El Tenzo Kyokun es molesto, son cosas antiguas de otro tiempo, de la edad media. No está adaptado a nuestra época” La verdad del tenzo no está hecha para nuestro ego, para nuestras categorías y nuestros juicios. Comprender esto es practicar zazen, tomar la  verdadera enseñanza del tenzo, idéntica a la que era hace cientos de años.

El muchacho que hizo una ofrenda de arena como si se tratase de un tesoro, y el hombre que obtuvo grandes méritos esculpiendo estatuas de Buda y haciendo sampai delante de ellas, son ejemplos tomados de los sutras.

Se trata de un joven muchacho que jugaba con la arena del canino. Shakyamuni pasó por ese camino, con su bol de mendicante en la mano. El niño le ofreció arena como si fuese arroz y Shakyamuni le predijo que en una vida futura, sería un gran rey. Shakyamuni volvió con su bol de arena, y le dijo a Ananda que la pusiera sobre el camino en que hacía kin hin.

La otra historia es la del rey Uten que dijo un día a Buda: “Después de vuestra muerte, dedicaré mi vida a esculpiros. ¿Qué méritos obtendré con una obra tal?” Buda le dijo:”Entrareis con un cuerpo sano en el reino celeste”.

En el Zen se cuenta la historia de BodhiDharma y del emperador que le preguntó: “He construido templos, esculpido estatuas, ¿Cuáles son mis meritos?- Ningún mérito, nada, cero” respondió BodhiDharma. Sin embargo el rey Uten ganó méritos ilimitados. El niño que ofreció arena se convirtió luego en el rey Ashoka.

Incluso un niño comprende que no puede comer arena. Ni Buda puede comer arena. Pero sea lo que sea durante zazen podemos comprendernos a nosotros mismos. Dogen dice: “Si nos comprendemos a nosotros mismos, si examinamos nuestra propia persona que arrastra siempre consigo el razonamiento, la discriminación, la supuración, la inteligencia, todo esto aparecerá como reflejado en un claro espejo”. Podemos comprender esto por medio de zazen, pero es muy difícil expresarlo mediante las palabras.

Durante zazen, podemos iluminarnos a nosotros mismos. Zazen se vuelve un espejo. Podemos ver y comprender nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Podemos ver las complicaciones de nuestro espíritu, de nuestro razonamiento, de nuestra inteligencia…No vale la pena querer cortar, atrapar.

¿Cómo comprender la verdad más alta? ¿Cómo seguir el sistema cósmico? Buda dice: ¿Cómo los haré entrar en la Vía ilimitada?” Se trata de todos los seres sensibles, sin excepción, sin exclusiones. Así pues dice: “Los tres mundos son mi posesión y todos los seres que viven son mis hijos” Nada se deja de lado. Ninguna complicación, ningún fantasma, ningún sueño, ninguna ilusión. Todo se vuelve unidad. Incluso la arena que recibió no fue rechazada. Se vuelve el camino sobre el cual hace kin hin, sobre el cual se practica la Vía.

El sí mismo, el ego, y todos los fenómenos en unidad, es zazen que no está separado de nada, que no permanece sobre nada. Es antes del nombre, antes de la palabra, incluso antes que la palabra tenzo. Si se sigue esto, si se protege esto, no podemos encallar a la hora de actualizar la Vía maravillosa, como lo hicieron los antiguos patriarcas de otros tiempos. Zazen es armonizarse absolutamente con el sistema cósmico. No estar limitado por las categorías, por sus prejuicios. No tenr el aliento vital parado, nunca más obstruido. Detener la discusión. “si tengo razón, él se ha equivocado. Si tengo razón, él tiene razón. Y los dos somos hombres ordinarios. Yo y vosotros no estamos separados. Yo y el enemigo no estamos separados. La arena y el arroz están en unidad. Para Buda como para el demonio, es la misma Vía, la misma práctica, el mismo satori.

 Continuará...  

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