Kusen de Étienne Zeisler sobre el "Tenzo Kyokun" del Maestro Dogen [22/..]

KUSEN

 (enseñanza oral durante zazen)

"TENZO KYOKUN"

del

Maestro DOGEN

Comentarios de Ètienne Zeisler


 [22/..]  

Domingo 12 de octubre 1986. (11:00 h) 

 La última frase era: “Haced el mejor uso de algunas semillas que poseéis. De la misma manera, no juzguéis a los monjes, no les faltéis al respeto, no prestéis ninguna atención al hecho que alguien practique desde hace poco tiempo o desde hace muchos años. Sin saber sonde se encuentra nuestra propia estabilidad, ¿cómo podríamos conocer algo respecto a la estabilidad de los otros? Si la norma con la cual evaluamos a los otros es falsa, seremos llevados a ver sus defectos como cualidades y sus cualidades como defectos. ¡Que errores no cometeríamos entonces! Debemos conocer, reencontrar nuestro punto de gran estabilidad.”

¿Qué quiere decir esto? Hay dos dichos en el Zen que se aplican muy bien a este día de zazen: “Un día es tan largo como todo el pasado del mundo”. “Un día es tan largo como nuestra infancia”. Si se hace otra cosa que zazen, el domingo pasa muy rápido. Si se va al cine, si se mira la televisión, si se va a pasear, el lunes llega como una flecha.

Durante zazen el tiempo no pasa deprisa. La espalda, las rodillas, hacen daño, nuestra cabeza se preocupa. Incluso si no se quiere pensar, resulta difícil durante zazen. Seguramente algunos se dicen: “Después de la comida me largo”. ¿Cómo engañar al tiempo? En el dojo, los sonidos marcan las actividades. La madera es la llamada al zazen; dos golpes de campana y es el kin-hin; el metal señala la comida. El Maestro Kodo Sawaki decía: “Zazen es el sí mismo que crea el sí mismo en el sí mismo”. Se intenta siempre crear este sí mismo con cualquier cosa. Con un compañero. Este puede ser un pensamiento, una actividad, muchas otras cosas. No tenéis más que miraros a vosotros mismos. Pero a pesar de esto el final del día llegará. Si os concentráis sobre la postura, todos los pensamientos inútiles desaparecerán. Así pues, no os juzguéis ni a vosotros mismos ni a los demás con vuestras categorías. El Maestro Deshimaru hablaba de zanshin. Decía: “Este es el espíritu que permanece, que queda”. Por ejemplo. En las artes marciales, en un combate de sable, cuando uno de los dos adversarios ha caído al suelo, hay que permanecer todavía en guardia hasta que se está seguro que está verdaderamente muerto. Este espíritu que permanece es zanshin.

Buda se sentó bajo el árbol de bodi, y practicó zazen. Antes lo había experimentado todo. El ascetismo, la religión, el amor, la riqueza, el poder. Ningún fenómeno pudo satisfacerle. Lo abandonó todo, y la última cosa, el último espíritu que permaneció en él, lo empujó a hacer zazen, es zanshin.

Durante zazen, aparecen muchos pensamientos. El espíritu que discrimina, el espíritu profundo, incluso el espíritu religioso; todos estos pensamientos alejan de la práctica autentica. Zansin es volver, concentrarse, retornar a la postura, entrar el mentón, estirar la columna vertebral. Algunos decían ayer: “Voy a venir el día de zazen”. No han venido. No es cuestión de que estar ahí, esté bien o esté mal. Zanshin es importante. Es volver al sí mismo que construye el sí mismo en el sí mismo.

Zanshin es también volverse íntimo con el espíritu de la práctica de la Vía. Volverse íntimo con uno mismo. Si se mezcla este espíritu con nuestros pensamientos ordinarios, nuestros deseos, nuestros anhelos, entonces esto se vuelve difícil.

En el Shodoka, se dice que el que busca la Vía marcha solo y no tiene necesidad de nadie. Todas las categorías, todas las elecciones, son superfluas. Es por esto que zazen es inmóvil, sin pensar, sin hablar, sin nada de nada. Así pues nuestro ego, nuestro sí mismo, se vuelve unidad con cada cosa. Si se busca fuera de sí mismo un compañero para encontrar una norma a nuestra vida, no se puede seguir el orden cósmico.

Dogen dice: “No juzguéis a los otros, no creáis que alguien que practica desde hace mucho tiempo comprende mucho, y que alguien que practica desde hace poco, tiene una comprensión limitada, o que los debutantes son forzosamente puros y los antiguos están demasiado habituados”. Debemos encontrar nuestra propia estabilidad. Dogen continua: “Aunque puedan haber diferencias entre los que practican desde hace tiempo y los debutantes, o entre los que están dotados de una gran inteligencia y los que no la tienen, todos, son los tesoros de la sangha. Aunque alguien pueda haber cometido errores en el presente, ¿Quién puede decir de otro que está loco o que es sabio?”

Zazen es en sí mismo completamente solitario. Es el sí mismo que crea el sí mismo. Si paráis de buscar un compañero, incluso el tiempo que os parece largo desaparecerá. Si dejáis pasar vuestros pensamientos, la sesshin se volverá fácil. Si no os limitáis a vosotros mismos, automáticamente vuestro pensamiento será infinito. Es hishiryo. Su tiempo no es un tiempo que ha de venir, su lugar no es un lugar que hay que esperar. Es el espíritu que permanece, que queda. Hishiryo es este pensamiento infinito, y su punto es nuestra práctica aquí y ahora.Así pues, si no encontramos nuestra propia estabilidad, ¿Qué errores no habríamos de cometer?

 Continuará...   

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