Carta de Seikyuji (3) - 30 marzo al 5 abril 2020

Carta de Seikyuji ( 3 ) 
Semana del 30 de marzo al 5 de abril del 2020

Carta a nuestra Sangha, del maestro Raphaël Doko Triet, abad del templo.


Queridos amigos, Justo  al final de esta semana nos hubiéramos reunido en Seikyuji para Semana Fuse. Habría sido la vigésima segunda Semana Fuse en su forma actual. Anteriormente, se hacía simplemente una sesshin que tenía lugar durante el último fin de semana  de  la Semana Santa.

Cada año golpeamos la piel del  tambor para recordar a todos  lo importante que son   estos momentos de práctica. Por diversas razones, sin embargo, algunos no vienen.Y  aunque esos motivos suelen ser muy válidos, siempre acabo diciéndome  a mí mismo que sean cuales sean las razones que uno pueda tener   para no responder a esta llamada , éstas suelen ser pobres para la Vía ; como si el tiempo fuera eternamente extensible y se pudieran dejar las cosas para más tarde.

Pero ¿qué decir ahora que realmente no podemos movernos?  Tenemos  prohibido desplazarnos. Se trata de  cuestión  de vida o muerte.Continuamos creyendo que tenemos la opción de ir y venir y que podemos elegir según nuestro  libre albedrío. ¿No tiene, la ilusión de esta clase de libertad, un punto de arrogancia? ¿La verdadera libertad no sería  más bien  respetar la  tradición,   hacer lo que uno debe hacer, ser fiel  a uno mismo, a  la palabra dada y  a la ordenación?

Pensad en los árboles inmóviles que viven  siempre en el mismo lugar, sin posibilidad de escapar del frío o del sol, y que sin embargo se yerguen majestuosamente. Pequeño, grande o nudoso, el árbol  cumple su función en la naturaleza;  su vida tiene algo en común con la vida del monje.

Una reflexión en un libro de Rabelais (en francés antiguo) dice así: «Si te  enojas con los signos, Oh! cuánto más te  enojarás con  las cosas significadas. » En lenguaje moderno se podría decir: «Si los signos te irritan, ¡oh cuánto te irritarán las cosas que significan! «Cada verdadero significante corresponde a un verdadero significado.

En el Zen se habla a menudo  sobre el despertar a uno mismo, a la propia  naturaleza y en  Occidente, en general,  de la conciencia de uno mismo. Detrás de esas palabras se esconde una cierta  obsesión por el ego - pequeño y gran ego - por uno mismo situado en el centro del universo. Pero tan pronto como despertamos, nuestra naturaleza profunda se une a lo universal, que, como el universo, está en constante expansión.

El filósofo japonés Kitarō Nishida expresa el despertar del “sí mismo al sí mismo” con estas palabras: «Un destello de eternidad en el tiempo, una efímera sensación de totalidad en medio de las metas y ambiciones fragmentarias que habitualmente impulsan nuestras vidas. »

Dogen dice: «Cuando la Vía  está confiada a la Vía, obtenemos la Vía. » No hay que abandonar el  ego. No hay nada a lo que renunciar. La idea misma de abandonar el  ego  es absurda. Sólo los prisioneros sueñan con la libertad.

Todas las cosas son fundamentalmente libres. Somos nosotros mismos los que tejemos las cuerdas que atan nuestras manos y pies. Podemos interpretar la crisis que estamos viviendo como una crisis más y pensar que pronto la vida volverá a ser como antes. Sería preferible ver en ella una señal que nos llega a lo mas profundo de  nuestro corazón, capaz de  cuestionar nuestra forma de ser,  de vivir; nuestro medio ambiente, el mundo en el que vivimos y en el que queremos vivir.

Os dejo con estas palabras del antiguo Tao:

Abraza la alegría que viene con el vuelo,
y vive en el sol naciente de la eternidad.

Pienso en todos vosotros. 
De mi alma a tu alma.

Raphaël

Entradas populares de este blog

Newsletter de Seikyuji - 19 junio 2020